El dolor crónico: qué es, causas más comunes y cómo tratarlo
Su salud
Hay dos tipos de dolor: el agudo y el crónico. El primero es un mecanismo de alerta que indica que estamos lesionados o que existe algún problema que necesita ser solucionado. Generalmente se va en unos pocos días tras iniciar el tratamiento. El dolor crónico, en cambio, no siempre tiene cura. Y en algunos casos puede durar años.
De hecho, se entiende que un dolor es crónico cuando dura más de tres meses o se repite cada cierto tiempo durante meses o años. Siguiendo la definición de la Asociación Internacional de Estudio del Dolor (IASP), este dolor “persiste en el tiempo y afecta severamente a la esfera emocional, familiar y laboral”. Por tanto, puede considerarse que es una enfermedad.
De media, los dolores crónicos que se repiten con una frecuencia de entre tres y seis meses es de más 9 años y uno de cada tres pacientes los sufre durante toda su vida, según los datos que maneja la Sociedad Española del Dolor.
Causas y síntomas del dolor crónico
A veces puede ser difícil concretar las causas del dolor crónico, pero normalmente se corresponden con tres factores:
- Enfermedades crónicas, como la artritis, el cáncer o la diabetes.
- Lesiones del tipo hernia de disco o torsión del ligamento.
- Trastornos de dolor. Por ejemplo, fibromialgia, dolor neuropático o cefalea crónica.
Estos dolores afectan a todas las partes del cuerpo, desde la cabeza hasta la espalda o las extremidades superiores e inferiores. Incluso pueden llegar a alterar el sistema nervioso, lo que provoca que el dolor empeore o que se irradie al tocar determinadas zonas.
Además de un dolor sordo y constante que dificulta el poder llevar a cabo las tareas cotidianas, los síntomas más comunes entre los pacientes que sufren dolor crónico son: cansancio, problemas para conciliar el sueño y pérdida del apetito.
Tratamientos para el dolor crónico
El tratamiento puede variar según el paciente, pero normalmente no basta con recetar analgésicos. Es frecuente que también haya que recurrir a la combinación de medicamentos, a la prescripción de antidepresivos y a tratamientos psicológicos. ¿El motivo? Que los pacientes acaban sufriendo efectos secundarios: cambios de humor, depresión, ansiedad, brotes de ira, baja autoestima, frustración…
Otras terapias que pueden funcionar en algunos casos son la fisioterapia, los ejercicios de bajo impacto, las técnicas de relajación, los masajes, las terapias ocupacionales y las conductuales.
Mucho se ha hablado también de los efectos beneficiosos de mantener una actitud positiva y de hacer cosas que proporcione bienestar a los pacientes para no pensar todo el día en el dolor.
Asimismo, es importante recordar que existen las unidades del dolor, las cuales cuentan con un equipo formado por varios profesionales, entre los que suele haber un psicólogo, un asistente social y un farmacólogo. Pero en España apenas hay unas 180 para atender a ese 17% de la población que se calcula vive a diario con dolores crónicos.
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Fuentes (consultado el 16 de junio de 2020): MSD Manuals, Familydoctor.org, Arthritis Foundation, Asociación Internacional de Estudio del Dolor.
Es importante tener en cuenta que esta información es solo para fines de información general. No constituye un consejo personal o una recomendación para ninguna persona o empresa de ningún producto o servicio.